30 abr 2008
aires feriales
28 abr 2008
la vie c'est comme ça!
18 abr 2008
por fin es viernes
10 abr 2008
reencuentros en la tercera fase
Lo peor de los reencuentros en la tercera fase es encontrarte a quién no quieres, a aquellas personas que si estuvieran bajo tierra tampoco pasaría nada. Lo mejor, que ellas piensan lo mismo que tú y cuando pasas por su lado por la calle ni te miran. Esto me pasó hace unos viernes, con el que llamaremos (…momento cruel de pensamiento…) Gusano. Sonreí de ver lo demacrado que está (esto también es cruel). Ayer por la mañana, a eso de las 8.30, recibí una llamada de Àiax, que había tenido un reencuentro en la tercera fase con la novia de Gusano, a la que vamos a llamar Bruja del Reiki. Por lo que me contó, ella está más demacrada que él (bieeeeen). Puede sonar muy cruel lo que estoy diciendo, pero la máxima es “alégrate del mal ajeno si este ajeno te ha jodido en algún momento de tu vida”.
En fin, que aunque no quieras, el pasado te puede sorprender en una esquina cuando menos te lo esperas. Cabeza alta y tardes en las terrazas de los bares con buenos amigos para compartir ¡qué asqueroso es el mundo y qué guapos somos nosotros!
3 abr 2008
el poder del NO
Ayer tuve con mi jefe una de esas conversaciones que nadie quiere tener. Después de un mes de vuelta a la gran urbe me dio la noticia que sabía que tarde o temprano llegaría. Me quería enviar a la (llamada a partir de ahora y ya para siempre) Cripta de la Muerte para que trabajara desde allí lo mismo que ahora estoy haciendo desde mi bonita mesa blanca. Después de escucharlo detenidamente durante 30 segundos dije: NO. Me salió tal cual, sin pensar lo que decía. Luego le maticé mi NO con una sarta de argumentaciones que debieron hacer mella en su conciencia. Mi gran frase final fue: si me obligas a ir, iré; pero no respondo de mi estado mental pasada una semana. Su frase final: déjame meditarlo.
Después de pasarme horas y horas despierta esta noche intentando crear argumentos sólidos para rejustificar mi no, esta mañana ha vuelto a mi mesa y me ha dicho: de lo que te dije ayer, olvídate. Si hubiera tenido la facultad de parar el tiempo, lo hubiese hecho y soltado un bieeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeen, pero he tenido que contenerme.
Si no hubiese dicho que no ahora mismo estaría con un ataque de pánico en la Cripta de la Muerte con unas ganas de llorar impresionantes. No, ¡qué bien suena!