El otro día no me acuerdo con quién discutíamos sobre la posibilidad que las mujeres creen leche sin haber parido antes.
Conversaciones escatológicas aparte, ahora me planteo que ya que me han encomendado la labor de "supervisar" a un señor de unos 45 no vaya yo a crear leche de la nada.
Tengo que ocuparme de un individuo que escribe vaig tenir de tal forma: vai taní, o vaig poder como vai pugué.
Sí señores, nadie ha dicho que la ortografía sea apta para todos, pero unos mínimos digo yo que habría que respetar.
Ayer, cuando fui a darle de mamar al bebé, pronuncié la gran frase: "No t'enfadis eh, pero abans d'enviar un mail, si us plau, llegeix-lo per mirar les faltes". Él, como no podía ser de otra forma, me perjuró que pasaba el corrector (su corrector de textos cuando ve el texto que tiene que corregir se declara en huelga indefinida).
He llegado a la conclusión que de dónde no hay no se puede sacar.
Ahora estoy esperando que venga, porque tengo que ver que lo que está haciendo lo hace correctamente.
¡En la próxima canonización, Ratzinger pronunciará mi nombre!
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