
Mañana a la misma hora un ejército de turistas ávidos de "cultura" invadirán la misma calle. Los perros, la silla de ruedas y las marujas no podrán pasar a no ser que sean atletas que participen en una carrera de obstáculos. Mañana los bares y las tiendas estarán abiertos. El silencio y la tranquilidad que hoy se respira se verán perturbados por los gritos del tropel de adolescentes, de los músicos callejeros con más o menos gracia y por los promotores del tablao flamenco.